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Mostrando entradas de junio, 2014

De "La violetera" a "Los zapatos de Manacho"

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Si estas notas fueran musicales, sería muy difícil relacionar La violetera, el cuplé compuesto en 1914 por José Padilla con letra de Eduardo Montesinos, con la salsa Los zapatos de Manacho de Rafael Ithier, que es de 1973. No, aquí ambas composiciones entran en juego como parte del humor con el cual los estudiantes tratan de aliviar las penas que les causan los estudios, sobre todo las matemáticas. El recorrido que sigue empieza en la Universidad Central de Venezuela, mi alma mater y concluye en la Universidad Simón Bolívar, institución de la cual me jubilé en 1989 pero en la cual sigo activo como profesor contratado a tiempo convencional.                Ángel Palacio Gros En mi época de estudiante universitario, que se inició en setiembre de 1957 y terminó en agosto de 1962, el verdadero coco, el filtro para graduarse de ingeniero en la Universidad Central de Venezuela era Análisis Matemático II, curso de un año de duración como se estilaba en ese entonces. El número de inscrit

El mejor presidente.

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El 27 de junio de 1870, diez años y cinco meses antes de que naciera mi abuela María Eugenia Loreto de Loreto, el presidente Antonio Guzmán Blanco emite el Decreto de Instrucción Pública Gratuita y Obligatoria. En honor a ese decreto, el Ministerio de Educación otorga la “Orden 27 de junio” como reconocimiento a la destacada trayectoria de los educadores venezolanos. La Orden fue creada el 22 de mayo de 1957 bajo la presidencia de Marcos Pérez Jiménez, en reemplazo de la medalla de honor 27 de junio creada en 1949. Creo que fue en 1977 cuando  me fue concedida esa distinción en su tercera clase, habiendo sido  propuesto por las autoridades universitarias, Yo a mis alumnos les digo que hay dos tipos de problemas difíciles: aquellos en los cuales hay demasiada información y aquellos en los cuales ésta casi no existe. Me imagino que para las autoridades de la Universidad Simón Bolívar no es fácil una selección para esa orden, pues por suerte aquí abundan los profesores destacados. En m

Los fantasmas de Sartenejas.

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Si en las plazas de toros aparecen vagando los espíritus de los toreros que murieron en plena faena, algo similar debe suceder con los astados, que en estos menesteres llevan siempre las de perder. No se si en las corridas de toros que se efectuaron entre 1955 y 1962 en el Club Sartenejas la suerte era a matar, o si simplemente se trató de toreo portugués. En todo caso, nadie ha visto jinetes en el cielo de la universidad, pero si hay recuentos de otros tipos de fantasmas. La Casa del Estudiante es mudo testigo de las citadas corridas, ya que su extraña arquitectura obedece a que está construida sobre lo que fueron las bases de parte de las tribunas de la plaza de toros.   Contaba también el citado Club (según lo recogió María Teresa   Jurado de Baruch en su obra “La Universidad Simón Bolívar a través de sus Símbolos” Editorial Equinoccio, 1987 ) con piscina, picadero para equitación, manga de coleo, caballerizas, canchas de polo, campo de golfito, gallera, restaurant, salas de juego,