Cuando San Juan agachó el dedo
El Sanjuanote |
En el 2005 tuve la satisfacción de ver publicada
por la Editorial Equinoccio de la Universidad Simón Bolívar mi obra “Entre
gigantes de piedra”, en la cual pretendo recoger las memorias de mi infancia y
juventud en San Juan de los Morros, el pueblo al cual llegue a la edad de
cinco años en 1943 y que pasó a ser, sin proponérmelo, por cosas del espíritu,
mi patria chica. En el primer capítulo de mi libro, el cual titulé “¿Mi ciudad
o mi pueblo?, digo que hay un refrán de alcance internacional “cuando San Juan
agache el dedo” que al parecer tiene su origen en San Juan de los Morros. Menos
mal que mi librito, 142 páginas en dieciseisavo, no es de historia y que usé la
expresión “al parecer”. Cito que un joven portugués fue a San Juan de los Morros
a buscar trabajo como sastre y que un tipo lo llamó aparte y le dijo:
—Oiga joven, mejor es que
usted se vaya para otro lado porque aquí no va a conseguir trabajo como
sastre nunca, a menos que San Juan agache el dedo.
El joven no entendió y le
pidió a una señora que le explicara; la dama le mostró el gigantesco San
Juan y le dijo:
—Bueno, cuando esa estatua
que está ahí agache el dedo será cuando usted va a conseguir trabajo, porque
aquí no hacen falta sastres, nadie se manda a hacer ropa a la medida y los
hombres visten con el puyao.
—¿Y qué es eso? —preguntó
el portugués.
—Bueno, muy simple, a usted
le gusta un traje, va a una tienda, dice que le gusta ese trajecito oscuro que
está allá arriba, el dependiente agarra una vara que tiene una puya, se lo baja
y es un puyao; entonces usted paga dos fuertes y se lleva su ropa, así que lo
mejor es que usted se vaya con su sastrería para otro lado —le dijo la mujer— a
menos que “San Juan agache el dedo”.
El San Juan de da Vinci |
En esta nota negaré
el origen sanjuanero de este decir, pero primero hablaré de dónde viene. San Juan
Bautista, fue el último profeta que anunció la venida de Cristo y el primero de
los testigos de su llegada. Pero si los demás profetas habían anunciado a
Cristo desde lejos, Juan Bautista lo señaló con el dedo: “He aquí el Cordero de
Dios”, razón por la el dedo de San Juan Bautista siempre ha tenido una especial
relevancia. Las imágenes de este santo, tanto en esculturas como en pinturas,
siempre lo han representado con el dedo índice levantado, a veces apuntando
hacia arriba y otras hacia el cordero que lo acompaña. El pueblo, a fuerza de
ver la imagen del santo siempre con el dedo levantado ha convertido la frase “hasta
que San Juan baje el dedo” en sinónimo de “nunca”. En los medios rurales de España
suele decirse “hasta que San Juan abaje el dedo”, mientras que la variante con
agache es suramericana. En
esta forma, aparece en la novela colombiana “María”, escrita en 1867 por Jorge
Isaac. Hay un fragmento que dice: “Pero si la muchacha se me encapricha,
sí le juro que un día de éstos la encajo en uno de mis mochos, y al beaterio de
Cali va a dar, que ahí no se me le ha de asentar una mosca, y si no sale
casada, rezando y aprendiendo a leer en libro, la tengo hasta que san Juan
agache el dedo”. Así que la expresión ya andaba rodando en 1867,
mucho antes de que el general Juan Vicente Gómez le hiciera ese homenaje a la
ciudad, cuando se la decretó como capital del estado Guárico en 1934.
Alejandro Colina |
En ese año el escultor Alejandro Colina
se encontraba trabajando en la planta eléctrica de San Juan de los Morros y el
entonces presidente del estado Guárico, Ignacio Andrade, lo contrató para
realizar el monumento al santo epónimo de la ciudad. Por suerte sobrevivió al
menos una fotografía como testimonio de que el Sanjuanote que empezó a moldear
Colina tenía la mano derecha levantada, con su índice en alto. La fuente de esa
primera versión del monumento esta en los diversos cuadros ya mencionados y en
particular el de Leonardo da Vinci; el florentino, al poner al santo a señalar
hacia el cielo, quiso destacar que la salvación se
logra a través del bautismo. Pero como bien lo expresa el escritor mexicano Arturo Ortega Morán, San Juan Bautista
es mucho más que un dedo levantado. Su santoral, el 24 de junio, es el único que
celebra el nacimiento de un mártir, en contra de la costumbre paleocristiana de
conmemorar el aniversario de la muerte de éstos. Tampoco es casualidad que el
día de San Juan sea próximo al solsticio de verano, cuando el tiempo de
luz solar es el más largo del año. Cuando la Iglesia Cristiana llegó a Europa,
se encontró con un arraigado culto al sol y una de las principales fiestas
solares era precisamente el 24 de junio, cerca del solsticio de verano.
Reconociendo la imposibilidad de eliminar la festividad, se optó por
convertirla en la celebración de San Juan Bautista, que no podía ser un
recordatorio de la muerte, ya que se trataba de una fiesta de vida, de modo que
se optó por recordar el día del nacimiento del santo. Hay que destacar que la
elección de San Juan Bautista para cubrir esta fiesta, está conectada con la
elección del 24 de diciembre, solsticio de invierno, para celebrar el
nacimiento de Cristo. El primero nace para anunciar la llegada del Segundo.
Antes de agachar el dedo |
Fuentes consultadas:
Oscar Yánez “Así son las cosas” Editorial Planeta. 1996
Arturo Ortega Morán http://capsuladelengua.wordpress.com/2008/12/03/hasta-que-san-juan-baje-el-dedo/
Carlos Colina (Compilador) “Alejandro Colina El escultor radical”
UCAB. 2002
Rafael de Jesús Aponte http://misanjuandeantano.blogspot.com/
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