La sección Venezuela del IEEE
En Venezuela, al igual que en los Estados Unidos de América, el Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos (IEEE) se desarrolla apoyado en dos bastiones: la academia y la industria. A principios de 1967, veinte años después de haberse iniciado los estudios de ingeniería eléctrica en nuestro país, un grupo de ingenieros electricistas encabezados por el entonces Director de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Central Roberto Chang Mota y del cual yo formaba parte junto con Gonzalo Van der Dys, constituyó el Comité Organizador de la Sección Venezuela del IEEE. El punto clave fue la visita que a nuestro país hiciera el entonces presidente del Instituto, Walter MacAdam. En la primera reunión preparatoria que se celebró supimos que nuestro visitante era descendiente de John MacAdam, el inventor del procedimiento de pavimentar carreteras conocido como macadam. Armando Enrique Guía, quien había sido profesor de Roberto Chang, fue el artífice de la visita de MacAdam. Las gestiones del ilustre visitante culminaron con éxito el 18 de marzo de 1967, fecha que se recoge como la de la fundación de la Sección Venezuela del IEEE. Guía, quien había obtenido, creo que en 1950, el grado de Doctor en Ingeniería Civil en la Universidad Central de Venezuela, sacó luego una maestría en ingeniería eléctrica en la Universidad de Illinois y presumo que fue uno de los primeros miembros venezolanos del IEEE. Mucho antes debe haberlo sido Melchor Centeno Vallenilla, cuyas primeras publicaciones vieron la luz en “Radio World” en 1933, pero su especialización en el campo de la luminotécnica hizo que sus no escasas publicaciones aparecieran en el “Journal of the Optical Society of America”.Yo por mi parte fui miembro estudiantil del IEEE en 1963, cuando realizaba mis estudios de maestría en ingeniería eléctrica en Chicago, en el Illinois Institute of Technology.
Para 1967 existía, en proceso de consolidación, la Asociación Venezolana de Ingenieros Eléctricos (sic) y Mecánicos, AVIEM, y se abrigó el temor de que la presencia de la prestigiosa sociedad internacional pudiera afectar las actividades de una asociación cuya membresía era bastante reducida. Sirva como ilustración el hecho de que cuando en agosto de 1962 egresé de la escuela de Ingeniería Eléctrica y me inscribí en el Colegio de Ingenieros de Venezuela, me tocó ser el miembro 4028 de una lista que se inicia con Antonio José de Sucre. En 1964, cuando regreso a Venezuela después de haber terminado la maestría y me inscribo en la AVIEM aconsejado por mi antiguo profesor Raúl Valarino Hernández, fui apenas el miembro 143. Sin embargo y con toda su juventud, ya en la AVIEM se hablaba de la vieja guardia y de la nueva guardia. Con la inscripción masiva de nuevos miembros el grupo de la nueva guardia, al cual yo pertenecía por razones etarias y el cual encabezaba el ingeniero mecánico Alberto Méndez Arocha (el viti Méndez) ganó las elecciones de 1966, dando al traste con las aspiraciones hegemónicas de los más antiguos. Como nota pintoresca debo mencionar que en unos pocos años nos convertimos en la vieja guardia de la AVIEM y confiábamos en la victoria de nuestro candidato, Gonzalo Van der Dys, con base en su trayectoria y dedicación a la AVIEM, parte de ese servicio gremial obligatorio (parafraseando al amigo y académico de la lengua Luis Barrera Linares) que algunos nos imponemos. La victoria fue para Roberto Chang Mota, por la avalancha de votos de los nuevos miembros que se inscribieron a raíz de los comicios, recordándonos de paso que lo que es igual no es trampa.
Retomando la senda principal, en 1967 presidía la AVIEM el ingeniero electricista Luis Alfonso Alvaray Dreyer, mientras que Gonzalo Van der Dys y yo éramos los otros dos representantes de esa rama , estando los mecánicos representados por Francisco Barea y Manuel Díaz Hermoso. Fue de Roberto Chang la idea de escoger como primer presidente de la sección Venezuela del IEEE al presidente de la AVIEM, obviando de paso la organización de elecciones dentro del reducido número de miembros que residían en Venezuela, que seguramente no llegaba a los cuarenta exigidos por los reglamentos del IEEE para la creación de una sección. Sin embargo, estando la creación fomentada por el propio presidente del IEEE, el directorio del instituto procesó la petición al verla como un mecanismo que justamente permitiría incrementar el número de socios. Así que Luis Alvaray, fallecido en 2005 e integrante de la séptima promoción de ingenieros electricistas de la UCV (1958), fue el primer presidente de la Sección Venezuela del IEEE y ésta tuvo su sede en el parque Los Caobos, en las instalaciones que la AVIEM tenía en el Colegio de Ingenieros. Tanto la rama estudiantil de la UCV como la de la Universidad de Carabobo fueron fundadas ese mismo año y sus primeros consejeros fueron el profesor Alberto Rodríguez Marciales, a la sazón Director de Coordinación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela y el profesor Wilfredo Mesa, respectivamente. Cuando se pensó por primera vez en la publicación de una revista del IEEE para la Región 9, en Nueva York escogieron a Armando Enrique Guía para tal responsabilidad, pero sus ocupaciones no le permitieron asumirla. El maestro Guía, quien me conocía por haber sido jurado de mi primer trabajo de ascenso y por ser yo el editor de “Ingeniería Eléctrica y Mecánica”, el órgano divulgativo de la AVIEM, me recomendó ante el IEEE y asistí como representante de nuestro país a la reunión preparatoria que se realizó en Ciudad de México, donde nuestro espléndido anfitrión fue el bien recordado Francisco Hawley, presidente de esa sección (creada en 1922 como filial del American Institute of Electrical Engineers, AIEE) y luego presidente de la Región 9 (1968-1969). A mi regreso al país fui confirmado como editor asociado por Venezuela de “IEEE Electrolatina”, revista que tuvo una corta existencia y un éxito relativo, pero que al menos y a diferencia de muchas publicaciones, fue más allá de la primera edición. La razón fundamental por la cual este esfuerzo que no continuó lo fue la baja producción de artículos técnicos, base esencial de cualquier publicación periódica.
Durante la carrera había usado, además de los clásicos, los libros de más reciente publicación en sus versiones originales en inglés, empastadas e impresas en papel de alta calidad, que nos recomendaban los profesores y que adquiríamos en la librería que la Organización de Bienestar Estudiantil (OBE) mantenía en la plaza del rectorado, manejada por la gente que luego fundó Técniciencia Libros o en la Librería Técnica Vega, que en ese entonces estaba en la avenida Urdaneta, vecina al mercado Guaicaipuro y no muy lejos del Colegio de Ingenieros, en la zona donde luego construyeron la avenida Libertador. En la calurosa y estrecha biblioteca de la Facultad de Ingeniería también se conseguían ejemplares de reciente data. Recuerdo haber consultado en esa biblioteca en 1961 el libro “The Theory of Optimum Noise Immunity” de V.A. Kotelnikov, un clásico de las comunicaciones eléctricas publicado en 1959 por la McGraw-Hill y cuyos resultados serían incorporados a los libros de texto sólo en 1966. Mi primer contacto con las publicaciones del AIEE y del Institute of Radio Engineers, IRE, sociedades que se fusionarían el 1° de enero de 1963 para crear el IEEE, fue en las bibliotecas de La Electricidad de Caracas en San Bernardino y del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC, en los altos de Pipe, respectivamente. De esa época es el logo del IEEE que muchas veces lucimos con orgullo en la solapa del saco: la cometa de Benjamín Franklin, que simboliza el espíritu de investigación e innovación, decorada con una regla gráfica básica del electromagnetismo, la de la mano derecha. En Chicago consulté tanto las publicaciones del IRE como del IEEE cuando tuve que realizar un trabajo en la materia Antenas, que versó sobre antenas de diagrama de radiación periódico en el logaritmo de la frecuencia, o simplemente “Antenas log-periodic”. Tal trabajo lo publiqué luego en español en el “Boletín de la Facultad de Ingeniería”, traducción que considero bastante deficiente, pues estaba demasiado cerca de su versión original en inglés y además en ese entonces yo desconocía el grueso de la terminología castellana de esa área. Más adelante tuve tesistas en el área de las antenas y las fotocopias de las publicaciones periódicas del IEEE que necesitaba, las traía yo mismo de Nueva York. Con el tiempo y bajo el auge de las ramas estudiantiles, la biblioteca de la Facultad de Ingeniería se suscribió a las diversas publicaciones del IEEE.
El grueso de los que laborábamos inicialmente en el IEEE proveníamos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela. En 1969 la renovación académica sacudió los cimientos de la Facultad de Ingeniería, causando el éxodo de muchos profesores. Yo, que me desempeñaba como Coordinador General del Proyecto UNESCO VEN-3, emigré hacia la península de Paraguaná y trabajé como ingeniero de campo en la refinería de Amuay de la Creole Petroleum Corporation. El cargo de coordinador de un proyecto internacional me daba todas las facilidades para realizar mis labores relacionadas con el IEEE, incluyendo apoyo secretarial y logístico. Es más, las visitas que tenía que hacer a Nueva York en asuntos relacionados con el proyecto las coordinaba con los congresos del IEEE y de paso visitaba la Casa Principal del IEEE, pero no iba a entrevistarme con el Gerente General Donald G. Fink, sino con las “viejitas” que manejaban los diversos asuntos. Las actividades estudiantiles estaban a cargo de Emma White, Una B. Lennon trabajaba con los premios y a la polifacética Emily Sirjane le tocaban la membresía, las trasferencias, las secciones y los socios honorarios (Fellows). Al llegar a Amuay simplemente me había alejado, no sólo física sino hasta postalmente, del grueso de los miembros y tuve que renunciar a mi condición de Editor Asociado de Electrolatina, cargo para el cual recomendé a otro miembro de la Creole residenciado en Caracas: Henri Allais. Sin embargo, ya para ese entonces esta revista había caído en picada. Igual suerte corrió la sección venezolana, creándose un vacío que a duras penas trataron de llenar alrededor de 1974-1975 Enrique Jorge Tejera Rodríguez y Gilberto Granadillo, ambos profesores de la nueva Universidad Simón Bolívar. Después de un período de inactividad de duración desconocida un grupo de colegas de Valencia, estimulados por el Ing. Ruperto Jiménez, Pasado Director Regional, tomó la tarea de reactivar la Sección Venezuela. Le tocó al Ing. Francisco Naveira, entonces en CADAFE, ejercer la Presidencia durante 1982-84. Posteriormente el Prof. Aldo Bianchi, quien durante muchos años había mantenido la presencia activa del IEEE como Profesor Consejero de la Rama Estudiantil de la Universidad de Carabobo, ejerció la Presidencia de la Sección en el período 85-87.
Cabe destacar que en el año 1985 se realizó la Reunión Regional en Caracas, siendo Director Regional el Ing. Ramiro García de México. En esa Reunión fueron premiados con la "Medalla del Centenario", en reconocimiento a sus destacadas trayectorias profesionales, los Ingenieros Melchor Centeno, Mario Morales, Alberto Naranjo, Luis Pablo Poli y Oscar Machado Zuloaga. En el año 1988 la Presidencia recayó en el Ing. Pedro Martínez que fue sucedido en 1990 por el Ing. Asdrúbal Romero, posteriormente Rector de la Universidad de Carabobo; y como lo resalta Aldo Bianchi, fue la primera vez que en Venezuela un ex Presidente de Sección accedía a tan alta investidura. En 1992 retomó la Presidencia de la Sección Venezuela el Prof. Aldo Bianchi quien en 1993 fue sucedido por el Ing. José Gregorio Díaz de la Universidad de Carabobo. El 18 de agosto de 1983 se creó la Rama Estudiantil del Instituto Universitario Politécnico de las Fuerzas Armadas-IUPFAN (cuyos primeros Profesores Consejeros fueron: 84-85 Mario Petrizelli; 86-87 Vicente Tanasis; 90 Enzo Carpentiero). El 8 de abril de 1986 nace el Capítulo de Comunicaciones y Microondas cuyo Chairman desde esa fecha es el Profesor Aldo Bianchi. En marzo de 1989 se funda la Rama Estudiantil de la Universidad Simón Bolívar, la cual tuvo como primer Profesor Consejero al Profesor Germán González. Poco después se establece el Chapter de Potencia liderado por los Profesores Juan Bermúdez y Ramón Villasana de la USB y más tarde las Ramas Estudiantiles de la Universidad de Los Andes-ULA, cuyo primer Consejero fue el Profesor Rubén Molina y UNEXPO-Universidad Experimental Politécnica de Barquisimeto. En ese entonces se decidió tratar de darle al IEEE una mayor presencia nacional y se acordó escoger la Directiva de la Sección con colegas principalmente de Caracas, con la idea de crear una sección Valencia-Occidente y otra Caracas-Oriente coordinadas por el Consejo Venezuela; así en 1995 accedió a la Presidencia de la Sección el Profesor Alberto Urdaneta de la USB quien promoviera la creación del Consejo Andino y en 1999 la asume el Prof. Juan Bermúdez, quien lideró la organización de la I Conferencia Internacional del Área Andina del IEEE - ANDESCON99 (Premio del Mayor Logro de la Región 9 en 1999, otorgado por el IEEE Mundial), la creación de las Ramas Estudiantiles de la Universidad del Zulia, la Universidad Fermín Toro y la Universidad Bicentenaria de Aragua.
Como otros datos importantes pueden recordarse el “II Simposio sobre Redes Locales” en 1991, la presencia del Ing. Rubén Kustra para dictar cursos sobre Comunicaciones Digitales en Valencia y Caracas en 1992, el primer Boletín Electrónico emitido por la Rama Estudiantil de la ULA a través de Carolina Casanova en marzo de 1993, seguido por el Boletín Electrónico de la Sección Venezuela y por el Boletín del Capítulo de Comunicaciones y Microondas que se emite actualmente, el convenio con el Centro de Información y Documentación de la Universidad de Carabobo para la instalación de un sistema en banda C para recibir video conferencias, la visita de Conferencistas Distinguidos de IEEE, que comenzaron en 1986 y se repitieron en varias ocasiones, y la organización en 1997 de otros Capítulos Técnicos (Control Systems and Industrial Applications). Destacan a su vez, las conferencias internacionales del Capítulo de Computación, lideradas por el Prof. Nagib Callaos y las versiones del ICCDS del capítulo de electrónica, cuyo chairman es el Prof. Francisco García Sánchez.
De la cooperación académica internacional entre los profesores de la Universidad Simón Bolívar (USB) y la University of Central Florida (UCF) surgió la realización de la “IEEE International Caracas Conference on Devices, Circuits and Systems” (ICCCDS), cuyo objetivo es suministrar un foro internacional para establecer y mantener contactos profesionales para el intercambio y la discusión de información técnica, conocimientos y experiencias recientes en diversas áreas de la ingeniería eléctrica y electrónica. La conferencia tiene como sede el área del caribe; su primera reunión se efectuó en diciembre de 1995 en la Universidad Simón Bolívar, luego en Porlamar en marzo de 1998, en Cancún en el 2000, en Aruba en el 2002, en República Dominicana en el 2004 y en Cozumel en el 2006. Detrás de esta labor han estado Roberto Callarotti del INTEVEP y los profesores de la USB Adelmo Ortiz Conde, Francisco J. García Sánchez y Víctor Manuel Guzmán Arguis. Valga la pena mencionar que para el 2007 las siglas de la conferencia no han cambiado, pero la palabra Caracas ha sido sustituida por Caribbean, quizás por estar enmarcada dentro de la concepción original y ser más cónsona con la variedad de sedes que ha tenido.
Nunca he compartido la tesis de que si uno no habla bien de su propia persona, nadie más lo va a hacer. Sin embargo, a lo largo de estas líneas no he podido dejar de mencionar mi participación personal. Quisiera finalizar diciendo que alrededor de 1972 o 1973 fui el primer Senior Member venezolano del IEEE, distinción que otorga el instituto a solicitud del interesado y previo examen de las credenciales; este grado lo recibió varios años después y con sobrados méritos, otro miembro de la academia prestado a la industria: Roberto Callarotti. Por su parte, el sector industrial nos dio la satisfacción de contar con el primer Fellow venezolano del IEEE, Antonio Vicentelli. El grado de Fellow es conferido por el Board of Directors, por iniciativa de los mismos directores y debe recaer sobre una persona con un record extraordinario de logros en cualquiera de los campos de interés del IEEE. El número de miembros seleccionados en un año no excede del uno por mil de la membresía total del IEEE.
Referencias:
Bianchi, Aldo N.: [en línea]: “Historia del IEEE, sección Venezuela hasta 1998”
www.ewh.ieee.org/reg/9/noticieeero/edicion.htm
Proceedings of the Second IEEE International Caracas Conference on Devices, Circuits and Systems. Isla de Margarita. Marzo 2 al 4 de 1998.
About the IEEE [en línea]: “IEEE Fellow Program History.”
http://www.ieee.org/portal/site/mainsite/menuitem.818c0c39e85ef176fb2275
Para 1967 existía, en proceso de consolidación, la Asociación Venezolana de Ingenieros Eléctricos (sic) y Mecánicos, AVIEM, y se abrigó el temor de que la presencia de la prestigiosa sociedad internacional pudiera afectar las actividades de una asociación cuya membresía era bastante reducida. Sirva como ilustración el hecho de que cuando en agosto de 1962 egresé de la escuela de Ingeniería Eléctrica y me inscribí en el Colegio de Ingenieros de Venezuela, me tocó ser el miembro 4028 de una lista que se inicia con Antonio José de Sucre. En 1964, cuando regreso a Venezuela después de haber terminado la maestría y me inscribo en la AVIEM aconsejado por mi antiguo profesor Raúl Valarino Hernández, fui apenas el miembro 143. Sin embargo y con toda su juventud, ya en la AVIEM se hablaba de la vieja guardia y de la nueva guardia. Con la inscripción masiva de nuevos miembros el grupo de la nueva guardia, al cual yo pertenecía por razones etarias y el cual encabezaba el ingeniero mecánico Alberto Méndez Arocha (el viti Méndez) ganó las elecciones de 1966, dando al traste con las aspiraciones hegemónicas de los más antiguos. Como nota pintoresca debo mencionar que en unos pocos años nos convertimos en la vieja guardia de la AVIEM y confiábamos en la victoria de nuestro candidato, Gonzalo Van der Dys, con base en su trayectoria y dedicación a la AVIEM, parte de ese servicio gremial obligatorio (parafraseando al amigo y académico de la lengua Luis Barrera Linares) que algunos nos imponemos. La victoria fue para Roberto Chang Mota, por la avalancha de votos de los nuevos miembros que se inscribieron a raíz de los comicios, recordándonos de paso que lo que es igual no es trampa.
Retomando la senda principal, en 1967 presidía la AVIEM el ingeniero electricista Luis Alfonso Alvaray Dreyer, mientras que Gonzalo Van der Dys y yo éramos los otros dos representantes de esa rama , estando los mecánicos representados por Francisco Barea y Manuel Díaz Hermoso. Fue de Roberto Chang la idea de escoger como primer presidente de la sección Venezuela del IEEE al presidente de la AVIEM, obviando de paso la organización de elecciones dentro del reducido número de miembros que residían en Venezuela, que seguramente no llegaba a los cuarenta exigidos por los reglamentos del IEEE para la creación de una sección. Sin embargo, estando la creación fomentada por el propio presidente del IEEE, el directorio del instituto procesó la petición al verla como un mecanismo que justamente permitiría incrementar el número de socios. Así que Luis Alvaray, fallecido en 2005 e integrante de la séptima promoción de ingenieros electricistas de la UCV (1958), fue el primer presidente de la Sección Venezuela del IEEE y ésta tuvo su sede en el parque Los Caobos, en las instalaciones que la AVIEM tenía en el Colegio de Ingenieros. Tanto la rama estudiantil de la UCV como la de la Universidad de Carabobo fueron fundadas ese mismo año y sus primeros consejeros fueron el profesor Alberto Rodríguez Marciales, a la sazón Director de Coordinación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela y el profesor Wilfredo Mesa, respectivamente. Cuando se pensó por primera vez en la publicación de una revista del IEEE para la Región 9, en Nueva York escogieron a Armando Enrique Guía para tal responsabilidad, pero sus ocupaciones no le permitieron asumirla. El maestro Guía, quien me conocía por haber sido jurado de mi primer trabajo de ascenso y por ser yo el editor de “Ingeniería Eléctrica y Mecánica”, el órgano divulgativo de la AVIEM, me recomendó ante el IEEE y asistí como representante de nuestro país a la reunión preparatoria que se realizó en Ciudad de México, donde nuestro espléndido anfitrión fue el bien recordado Francisco Hawley, presidente de esa sección (creada en 1922 como filial del American Institute of Electrical Engineers, AIEE) y luego presidente de la Región 9 (1968-1969). A mi regreso al país fui confirmado como editor asociado por Venezuela de “IEEE Electrolatina”, revista que tuvo una corta existencia y un éxito relativo, pero que al menos y a diferencia de muchas publicaciones, fue más allá de la primera edición. La razón fundamental por la cual este esfuerzo que no continuó lo fue la baja producción de artículos técnicos, base esencial de cualquier publicación periódica.
Durante la carrera había usado, además de los clásicos, los libros de más reciente publicación en sus versiones originales en inglés, empastadas e impresas en papel de alta calidad, que nos recomendaban los profesores y que adquiríamos en la librería que la Organización de Bienestar Estudiantil (OBE) mantenía en la plaza del rectorado, manejada por la gente que luego fundó Técniciencia Libros o en la Librería Técnica Vega, que en ese entonces estaba en la avenida Urdaneta, vecina al mercado Guaicaipuro y no muy lejos del Colegio de Ingenieros, en la zona donde luego construyeron la avenida Libertador. En la calurosa y estrecha biblioteca de la Facultad de Ingeniería también se conseguían ejemplares de reciente data. Recuerdo haber consultado en esa biblioteca en 1961 el libro “The Theory of Optimum Noise Immunity” de V.A. Kotelnikov, un clásico de las comunicaciones eléctricas publicado en 1959 por la McGraw-Hill y cuyos resultados serían incorporados a los libros de texto sólo en 1966. Mi primer contacto con las publicaciones del AIEE y del Institute of Radio Engineers, IRE, sociedades que se fusionarían el 1° de enero de 1963 para crear el IEEE, fue en las bibliotecas de La Electricidad de Caracas en San Bernardino y del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC, en los altos de Pipe, respectivamente. De esa época es el logo del IEEE que muchas veces lucimos con orgullo en la solapa del saco: la cometa de Benjamín Franklin, que simboliza el espíritu de investigación e innovación, decorada con una regla gráfica básica del electromagnetismo, la de la mano derecha. En Chicago consulté tanto las publicaciones del IRE como del IEEE cuando tuve que realizar un trabajo en la materia Antenas, que versó sobre antenas de diagrama de radiación periódico en el logaritmo de la frecuencia, o simplemente “Antenas log-periodic”. Tal trabajo lo publiqué luego en español en el “Boletín de la Facultad de Ingeniería”, traducción que considero bastante deficiente, pues estaba demasiado cerca de su versión original en inglés y además en ese entonces yo desconocía el grueso de la terminología castellana de esa área. Más adelante tuve tesistas en el área de las antenas y las fotocopias de las publicaciones periódicas del IEEE que necesitaba, las traía yo mismo de Nueva York. Con el tiempo y bajo el auge de las ramas estudiantiles, la biblioteca de la Facultad de Ingeniería se suscribió a las diversas publicaciones del IEEE.
El grueso de los que laborábamos inicialmente en el IEEE proveníamos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela. En 1969 la renovación académica sacudió los cimientos de la Facultad de Ingeniería, causando el éxodo de muchos profesores. Yo, que me desempeñaba como Coordinador General del Proyecto UNESCO VEN-3, emigré hacia la península de Paraguaná y trabajé como ingeniero de campo en la refinería de Amuay de la Creole Petroleum Corporation. El cargo de coordinador de un proyecto internacional me daba todas las facilidades para realizar mis labores relacionadas con el IEEE, incluyendo apoyo secretarial y logístico. Es más, las visitas que tenía que hacer a Nueva York en asuntos relacionados con el proyecto las coordinaba con los congresos del IEEE y de paso visitaba la Casa Principal del IEEE, pero no iba a entrevistarme con el Gerente General Donald G. Fink, sino con las “viejitas” que manejaban los diversos asuntos. Las actividades estudiantiles estaban a cargo de Emma White, Una B. Lennon trabajaba con los premios y a la polifacética Emily Sirjane le tocaban la membresía, las trasferencias, las secciones y los socios honorarios (Fellows). Al llegar a Amuay simplemente me había alejado, no sólo física sino hasta postalmente, del grueso de los miembros y tuve que renunciar a mi condición de Editor Asociado de Electrolatina, cargo para el cual recomendé a otro miembro de la Creole residenciado en Caracas: Henri Allais. Sin embargo, ya para ese entonces esta revista había caído en picada. Igual suerte corrió la sección venezolana, creándose un vacío que a duras penas trataron de llenar alrededor de 1974-1975 Enrique Jorge Tejera Rodríguez y Gilberto Granadillo, ambos profesores de la nueva Universidad Simón Bolívar. Después de un período de inactividad de duración desconocida un grupo de colegas de Valencia, estimulados por el Ing. Ruperto Jiménez, Pasado Director Regional, tomó la tarea de reactivar la Sección Venezuela. Le tocó al Ing. Francisco Naveira, entonces en CADAFE, ejercer la Presidencia durante 1982-84. Posteriormente el Prof. Aldo Bianchi, quien durante muchos años había mantenido la presencia activa del IEEE como Profesor Consejero de la Rama Estudiantil de la Universidad de Carabobo, ejerció la Presidencia de la Sección en el período 85-87.
Cabe destacar que en el año 1985 se realizó la Reunión Regional en Caracas, siendo Director Regional el Ing. Ramiro García de México. En esa Reunión fueron premiados con la "Medalla del Centenario", en reconocimiento a sus destacadas trayectorias profesionales, los Ingenieros Melchor Centeno, Mario Morales, Alberto Naranjo, Luis Pablo Poli y Oscar Machado Zuloaga. En el año 1988 la Presidencia recayó en el Ing. Pedro Martínez que fue sucedido en 1990 por el Ing. Asdrúbal Romero, posteriormente Rector de la Universidad de Carabobo; y como lo resalta Aldo Bianchi, fue la primera vez que en Venezuela un ex Presidente de Sección accedía a tan alta investidura. En 1992 retomó la Presidencia de la Sección Venezuela el Prof. Aldo Bianchi quien en 1993 fue sucedido por el Ing. José Gregorio Díaz de la Universidad de Carabobo. El 18 de agosto de 1983 se creó la Rama Estudiantil del Instituto Universitario Politécnico de las Fuerzas Armadas-IUPFAN (cuyos primeros Profesores Consejeros fueron: 84-85 Mario Petrizelli; 86-87 Vicente Tanasis; 90 Enzo Carpentiero). El 8 de abril de 1986 nace el Capítulo de Comunicaciones y Microondas cuyo Chairman desde esa fecha es el Profesor Aldo Bianchi. En marzo de 1989 se funda la Rama Estudiantil de la Universidad Simón Bolívar, la cual tuvo como primer Profesor Consejero al Profesor Germán González. Poco después se establece el Chapter de Potencia liderado por los Profesores Juan Bermúdez y Ramón Villasana de la USB y más tarde las Ramas Estudiantiles de la Universidad de Los Andes-ULA, cuyo primer Consejero fue el Profesor Rubén Molina y UNEXPO-Universidad Experimental Politécnica de Barquisimeto. En ese entonces se decidió tratar de darle al IEEE una mayor presencia nacional y se acordó escoger la Directiva de la Sección con colegas principalmente de Caracas, con la idea de crear una sección Valencia-Occidente y otra Caracas-Oriente coordinadas por el Consejo Venezuela; así en 1995 accedió a la Presidencia de la Sección el Profesor Alberto Urdaneta de la USB quien promoviera la creación del Consejo Andino y en 1999 la asume el Prof. Juan Bermúdez, quien lideró la organización de la I Conferencia Internacional del Área Andina del IEEE - ANDESCON99 (Premio del Mayor Logro de la Región 9 en 1999, otorgado por el IEEE Mundial), la creación de las Ramas Estudiantiles de la Universidad del Zulia, la Universidad Fermín Toro y la Universidad Bicentenaria de Aragua.
Como otros datos importantes pueden recordarse el “II Simposio sobre Redes Locales” en 1991, la presencia del Ing. Rubén Kustra para dictar cursos sobre Comunicaciones Digitales en Valencia y Caracas en 1992, el primer Boletín Electrónico emitido por la Rama Estudiantil de la ULA a través de Carolina Casanova en marzo de 1993, seguido por el Boletín Electrónico de la Sección Venezuela y por el Boletín del Capítulo de Comunicaciones y Microondas que se emite actualmente, el convenio con el Centro de Información y Documentación de la Universidad de Carabobo para la instalación de un sistema en banda C para recibir video conferencias, la visita de Conferencistas Distinguidos de IEEE, que comenzaron en 1986 y se repitieron en varias ocasiones, y la organización en 1997 de otros Capítulos Técnicos (Control Systems and Industrial Applications). Destacan a su vez, las conferencias internacionales del Capítulo de Computación, lideradas por el Prof. Nagib Callaos y las versiones del ICCDS del capítulo de electrónica, cuyo chairman es el Prof. Francisco García Sánchez.
De la cooperación académica internacional entre los profesores de la Universidad Simón Bolívar (USB) y la University of Central Florida (UCF) surgió la realización de la “IEEE International Caracas Conference on Devices, Circuits and Systems” (ICCCDS), cuyo objetivo es suministrar un foro internacional para establecer y mantener contactos profesionales para el intercambio y la discusión de información técnica, conocimientos y experiencias recientes en diversas áreas de la ingeniería eléctrica y electrónica. La conferencia tiene como sede el área del caribe; su primera reunión se efectuó en diciembre de 1995 en la Universidad Simón Bolívar, luego en Porlamar en marzo de 1998, en Cancún en el 2000, en Aruba en el 2002, en República Dominicana en el 2004 y en Cozumel en el 2006. Detrás de esta labor han estado Roberto Callarotti del INTEVEP y los profesores de la USB Adelmo Ortiz Conde, Francisco J. García Sánchez y Víctor Manuel Guzmán Arguis. Valga la pena mencionar que para el 2007 las siglas de la conferencia no han cambiado, pero la palabra Caracas ha sido sustituida por Caribbean, quizás por estar enmarcada dentro de la concepción original y ser más cónsona con la variedad de sedes que ha tenido.
Nunca he compartido la tesis de que si uno no habla bien de su propia persona, nadie más lo va a hacer. Sin embargo, a lo largo de estas líneas no he podido dejar de mencionar mi participación personal. Quisiera finalizar diciendo que alrededor de 1972 o 1973 fui el primer Senior Member venezolano del IEEE, distinción que otorga el instituto a solicitud del interesado y previo examen de las credenciales; este grado lo recibió varios años después y con sobrados méritos, otro miembro de la academia prestado a la industria: Roberto Callarotti. Por su parte, el sector industrial nos dio la satisfacción de contar con el primer Fellow venezolano del IEEE, Antonio Vicentelli. El grado de Fellow es conferido por el Board of Directors, por iniciativa de los mismos directores y debe recaer sobre una persona con un record extraordinario de logros en cualquiera de los campos de interés del IEEE. El número de miembros seleccionados en un año no excede del uno por mil de la membresía total del IEEE.
Referencias:
Bianchi, Aldo N.: [en línea]: “Historia del IEEE, sección Venezuela hasta 1998”
www.ewh.ieee.org/reg/9/noticieeero/edicion.htm
Proceedings of the Second IEEE International Caracas Conference on Devices, Circuits and Systems. Isla de Margarita. Marzo 2 al 4 de 1998.
About the IEEE [en línea]: “IEEE Fellow Program History.”
http://www.ieee.org/portal/site/mainsite/menuitem.818c0c39e85ef176fb2275