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Mostrando entradas de octubre, 2008

La tierra de los abuelos

Antes, para muchos de nosotros, los abuelos y las abuelas estaban repartidos por la geografía nacional y eran una alternativa válida para pasar las vacaciones. Los destinos que estuvieron disponibles en mi infancia y juventud fueron Calabozo y Caracas y luego, cuando empecé a trabajar, la isla de Margarita. Los hijos de europeos que fueron mis compañeros en los pupitres de la escuela y en los bancos del liceo, se quedaban en San Juan de los Morros ayudando a sus padres, pero al crecer y hacerse profesionales, iban de vacaciones al viejo continente, a conocer la tierra de los ancestros en plan de parientes ricos. El panorama, ya a finales de la primera década de este siglo XXI, es bastante diferente, como veremos. Mi papá era el mayor de once hermanos y tuvo que asumir junto a mi abuela la crianza del resto de la prole al morir a temprana edad el abuelo llanero que no conocí. Para que ellos se educaran, la alternativa fue abandonar el campo dejando las tierras de mi abuela en manos del