Obtener los mejores profesores, evitar los peores alumnos.
Para el año 1968 las actividades de la Comisión
Organizadora de la naciente Universidad de Caracas estaban focalizadas en tres
puntos: la búsqueda de los terrenos en los cuales se construiría la planta
física de la Universidad, la contratación de personal docente idóneo y la
captación de estudiantes. A medidos de junio dicha Comisión informó sobre la
incorporación progresiva de personal administrativo, primero y luego docente,
para las tareas de organización. Ante la primera decisión de contratar bajo la
figura de permiso, a un profesor de una universidad del interior, el Dr. Héctor
Isava manifestó que debía tenerse mucho cuidado, porque se corría el riesgo de
que esas instituciones salieran perjudicadas, dada la atracción que ejercen las
universidades de la capital sobre los docentes que trabajan en el interior. En
el informe del 8 de julio se planteó la posibilidad de incorporar al Dr.
Ignacio Iribarren; al respecto, el Dr. Isava manifestó que el Dr. Iribarren
podría hacerlo a tiempo completo, siempre que pudiera dedicarse a tiempo
parcial para regentar una cátedra en la Facultad de Ingeniería de la
Universidad Central. Como veremos, ésta fue la modalidad que se aplicó a los
profesores que se fueron reclutando en la Universidad Central: desde el principio se buscó que no
perdieran su vinculación con la casa matriz, que vinieran a buscar nuevos
horizontes en el Valle de Sartenejas pero sin quemar las velas, ya que nadie
podía en ese entonces predecir cual sería el futuro de la naciente universidad.
En esa misma reunión el Dr. Isava insistió en la necesidad de que, en lo
relativo al proceso de admisiones se conversase con el Dr. Giménez Romero,
Director de la Escuela Básica de Ingeniería de la Universidad Central, por su
experiencia sobre el particular. El norte de la Comisión era obtener los
mejores profesores, de manera que algunas ofertas de trabajo fueron rechazadas
con base en las informaciones sobre las clasificaciones académicas y las
características personales de los interesados. Esto me hace recordar que muchos
años después, cuando participé como Secretario de la Universidad en los
concursos de credenciales, en la revisión de los expedientes de los
postulantes, siempre dije que faltaba el ingrediente de la entrevista personal.
La contratación del personal docente empieza a cobrar mayor importancia a
partir del 27 de agosto, cuando el Presidente de la República Raúl Leoni firma
el decreto de expropiación de los terrenos de la hacienda Sartenejas.
El 24 de octubre la Comisión Organizadora discute con el
personal docente la proposición de iniciar el año académico en el mes de enero
de 1969. Al respecto, la profesora Rosa de Cañizales se inclina por el
calendario tradicional, expone que la no coincidencia entre las vacaciones de
los profesores y las de sus hijos en edad escolar, traería desajustes de orden
psicosocial y que el calendario propuesto imposibilitaría aprovechar los meses
de agosto y setiembre en cursos especiales de importancia para la superación
del profesorado. El profesor José Santos Urriola complementa la proposición
anterior, indicando que la oportunidad de iniciar actividades docentes después
de un período de vacaciones, como el propuesto por la profesora Cañizales, es
beneficioso por el estado de ánimo que caracterizaría a profesores y alumnos,
después de un merecido descanso. Luego menciona el tema que yo he dado en
llamar evitar los peores alumnos, al señalar que si la Universidad iniciaba
actividades en el mes de enero, la mayoría de los estudiantes que se
incorporarían serían aquellos que habían sido rechazados por otras
universidades, lo cual hacía dudar de la calidad de los mismos.
Finaliza el año de 1968 con una comunicación que el 12 de
diciembre hace el presidente de la Comisión Organizadora, Luis Manuel Peñalver
al Ministro de Educación José Manuel Siso Martínez. En ella le consulta la
posibilidad de que la incorporación del personal docente de la Universidad de
Caracas se haga mediante contrato, por el término de un año. A su entender,
esta modalidad ofrecía una mayor garantía de obtener profesores con las mejores
condiciones académicas y humanas. Respalda su posición expresando que otorgar
un nombramiento desde el comienzo tiene el defecto de garantizar hasta cierto
punto la estabilidad de la persona nombrada y exige, para su remoción, el
levantamiento de un expediente y la subsiguiente destitución, en caso de que su
actuación fuese francamente inadecuada. Esto no ocurriría bajo la figura del
contrato y si la actuación del evaluado es satisfactoria, se podría optar entre
dos alternativas: renovar el contrato por un año más u otorgarle el
nombramiento. Termina señalando que la modalidad, aplicable tanto al personal
extranjero como al venezolano, tiene antecedentes en el país: la Universidad de
Oriente lo tiene consagrado en su reglamento por el término de dos años.
El 18 de abril
de 1969 y bajo el sello de Editorial Arte sale publicado por el
Ministerio de Educación un
folleto de 36 páginas titulado “Información General sobre la Universidad de
Caracas”, dirigido especialmente a los estudiantes de secundaria
próximos a ingresar a la educación superior, a sus orientadores, profesores,
directores y representantes. La publicación, cuyo tiraje no aparece registrado
en la fotocopia que poseo, tenía como objetivo principal suministrar
información acerca de lo que era la Universidad de Caracas y las oportunidades
que ofrecería a sus futuros estudiantes. En ella se hace un llamado a la inscripción de los estudiantes, en el
Edificio del Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio, entrada
posterior, planta baja. Avenida Rómulo Gallegos. Urbanización Monte Cristo. Los
Dos Caminos. La información que encabeza la publicación son los nombres
de las autoridades universitarias, el Rector Dr. Eloy Lares Martínez y el
Vicerrector Dr. Francisco Kerdel Vegas, quienes habían sido juramentadas el 8
de enero de 1969. Esa misma página se refiere a la Comisión Organizadora
nombrada el 10 de mayo de 1967, se indica que ésta había cesado en sus funciones
el 7 de enero de 1969 y se presenta la lista de los miembros que la integraron:
Luis Manuel Peñalver (Presidente), Miguel Ángel Pérez (Secretario General), los
vocales Luis Manuel Carbonell, Mercedes Fermín y Héctor Isava y los asesores
Lorenzo A. Vivas y Eduardo Rivas Casado. También se señala que el 27 de mayo de
1967 Lares Martínez y Kerdel Vegas
habían sido incorporados en calidad de vocales. En la página 11 la Universidad
está descrita como un sistema regional, con su sede principal en la Hacienda
Sartenejas, Baruta. Se incluyen dos planos: uno de ubicación y acceso, por el
Hoyo de la Puerta, y uno de distribución de las futuras instalaciones.
Cualquier semejanza entre este último plano y lo que terminó siendo el campus
universitario es pura coincidencia. Como nota anecdótica habría que mencionar
que el plano contemplaba tres estacionamientos, uno para 28 vehículos, uno para
24 y uno para 68, lo que hacía un gran total de 116 puestos. El folleto termina
con una nómina del personal que colaboraba en la organización del ciclo básico
de estudios generales de la universidad. De las 31 personas que aparecen, sólo nueve
terminaron haciendo vida académica en la Universidad Simón Bolívar, a saber:
Argimiro Berrío Brito, Roger de Jesús Carrillo Castellanos, Senta Essenfeld, Juan José Espinoza Pino, Marcelo
Guillén Ceballos, Ignacio Leopoldo Iribarren Terrero, Eleonora Vivas, José
Santos Urriola y Eduardo Vásquez Germain.
En la reunión de la Subcomisión Académica de la Comisión
Organizadora del 4 de agosto de 1969, se discutió lo referente a los docentes
para el Ciclo de Estudios Generales, insistiéndose en que el Rector quería
contar con profesores de la más alta calidad. Con tal propósito el Rector sectorizó
la búsqueda y comisionó a René Kiehl para Ciencias Sociales, Ignacio L.
Iribarren para Matemáticas y Física, Pablo Pulido para Biología y José Santos
Urriola para Lenguaje y Literatura. Para mi es críptico el asiento del acta que
sigue a lo antes citado, donde se expresa que el Dr. Mayz Vallenilla se reservaba
las gestiones para la contratación del personal de Biología. Una semana
después, el 11 de agosto los profesores Pulido, Iribarren y Kiehl informaron
acerca de sus gestiones. Con respecto a la calificación de los profesores, el
Dr. Pulido insistió que al lado de los más notables docentes cabían otros que
aun cuando carecieran de las más altas calificaciones, podían resultar de
extrema utilidad en los aspectos operativos de la enseñanza. En Lenguaje y
Literatura la batuta la tomó el Rector, quien señaló la posibilidad de que el
Dr. Arturo Uslar Pietri pudiera tener a su cargo dos secciones de Literatura.
También mencionó a Ángel Rosenblat, Segundo Serrano Poncela y la poeta Ida
Gramcko.
En ese mes de agosto de 1969 se dan dos acontecimientos que
perfilarán el futuro de la Universidad Simón Bolívar. Por una parte, el 21 de ese mes el
doctor Mayz Vallenilla envía
una comunicación escrita a todo el personal académico, en la cual les
participa el nombramiento, por parte de la Comisión Organizadora de la Universidad
Simón Bolívar, de una Comisión Evaluadora de las necesidades que en materia de
personal docente requeriría el ciclo básico de estudios generales. Esta última
Comisión determinaría la posible utilización que podía hacerse del personal con
el cual contaba para ese entonces la Universidad Simón Bolívar. Puntualizaba la
comunicación que del resultado de esa evaluación dependería la contratación del
personal docente definitivo que para tal fin utilizaría la universidad durante
el año académico 1969/1970. Otro grupo de relevancia se empezaría a gestar
desde el principio de ese mes, cuando se consolida la ilegal intervención de la
Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela, una fase de la
hoy tristemente célebre renovación académica. En nuestra alma mater, un Decano Encargado
y un Director de Coordinación espurios, designados por el Consejo Universitario
entre gallos y madrugadas el sábado 2 de agosto, empiezan a desmembrar
eficientes grupos de trabajo, reemplazando a fogueados directores de escuela
por ilustres desconocidos. En ese entonces yo era Coordinador General del
Proyecto UNESCO VEN-3, un programa para la modernización de la enseñanza en las
escuelas de ingeniería eléctrica, ingeniería mecánica e ingeniería química. El
cargo mencionado tenía nivel de director de escuela, pero era de libre
nombramiento y remoción por parte del Ministro de Educación. Fue en ese
entonces cuando visité Sartenejas un par de veces, la primera vez en compañía
de dos colegas de ingeniería eléctrica: Roberto Chang Mota y Luis Fábregas y la
segunda de nuevo con Roberto Chang y con José Roberto Bello. Estos últimos se
desempeñaban como directores de las escuelas de eléctrica y de química de la Universidad
Central, cargos que estaban en la mira de los llamados renovadores, mas no así
el del director de la escuela de mecánica pues éste ya había dado señales de
que se pasaría al otro bando, como en efecto lo hizo. En ese par de ocasiones
nos reunimos bajo un auténtico techo colonial con el Vicerrector Administrativo
Federico Rivero Palacio, entrevistas que en cabal cumplimiento del mandato de
la Comisión Organizadora había gestionado Ignacio Iribarren con el “Chino”
Chang. Así que el origen del Chang’s Gang, como denomina Stephen Andrea al grupo de profesores que llegó en ese entonces, fue matemático, ya que el Br. Chang
había sido preparador del Br. Iribarren (y también mío) en el curso de Análisis
Matemático II del pensum de ingeniería que dictó Ángel Palacio Gros en la Universidad
Central de Venezuela durante el año lectivo 1958-59. La amistad entre Chang e Iribarren
surgió de la destacada actuación que tuvo este último, accidental estudiante de
ingeniería y futuro matemático, en dicho curso. En publicaciones anteriores,
impresas por la red, he afirmado que de Los Chaguaramos a Sartenejas se dio un trasplante
sin el menor rechazo de toda una organización docente, que incluyó tanto
profesores como personal técnico, secretarial, administrativo y obrero. Esta aseveración
la quiero reafirmar al señalar que dentro del grupo de los primeros profesores aparece
el matemático José Giménez Romero, quien para la época de los acontecimientos
aquí narrados era Director de la Escuela Básica de la Facultad de Ingeniería de
la Universidad Central de Venezuela.
Ernesto Mayz Vallenilla |
El 24 de setiembre los profesores Olga Z. Albarrán y Roger
de J. Carrillo, en ejercicio de la representación gremial que les habían asignado,
enviaron una carta al Rector en la cual plantearon tres puntos: 1) La situación
legal del profesorado. Destacan que en el cuerpo docente se daban dos
situaciones: la de aquellos que habían sido nombrados por el Despacho de Educación
y la de quienes no poseían esa credencial, pero aparecían en las nóminas de
pago con cargos docentes. Al respecto señalaron la conveniencia de aclarar la
situación en ambos casos. 2) Concurso de credenciales. Pidieron información
sobre las condiciones mínimas exigidas, los créditos que en dichas pruebas
merecerían los servicios ya prestados en esa Universidad y el posible cómputo
de la antigüedad acumulada para los que resultaran contratados. 3) Vacaciones y
bono de fin de año. Pidieron la opinión de las autoridades al respecto. Ese
mismo día el Rector Mayz informa a la Comisión Organizadora sobre el contenido
de la carta. Se acuerda dirigirse al Ministerio de Educación participándole las
resoluciones tomadas, se encarga al Consultor Jurídico Dr. Rogelio Pérez
Perdomo de informarse exactamente sobre el status jurídico de los profesores,
se fijan los recaudos para el concurso y se acuerda que el examen y valoración
de las credenciales serían realizados por la Comisión Organizadora, y en los
casos en los que surgieran dudas se consultaría con algunos asesores o personas
de confianza especialistas en la materia. El 25 de setiembre los
representantes gremialistas presentaron el caso al Director General de
Educación del Ministerio de Educación, Pedro Contreras Pulido, solamente para
que ese despacho estuviese al tanto. Intentaron ser justos con la nueva
Universidad y prefirieron no plantear una apelación colectiva del profesorado, por
consideración con los personajes despedidos y en atención a que el Rector había
aceptado dialogar.
En un largo dictamen, el 26 de setiembre el Consultor
Jurídico responde al Rector sobre la consulta de los profesores Albarrán y
Carrillo. Empieza hablando de la estabilidad docente, pero no dice nada distinto
a lo que el Rector deseaba oír. Así que todos los profesores, sin distinción de
la vía por la cual habían llegado a la Universidad, para permanecer en ella
tenían que someterse al concurso de credenciales. El 1º de octubre, el Rector
informó a los miembros de la Comisión Organizadora acerca de la forma como se
había venido solucionando el problema de los profesores; señaló que algunos
habían logrado ubicación en otras instituciones y algunos estaban preparando su
documentación para entrar en el concurso de credenciales. Los miembros de la
Comisión estuvieron de acuerdo en tratar de colaborar en la solución de los
casos que presentaran dificultad. El 8 de octubre los representantes gremiales
reciben una respuesta formal del Rector. Les anexó copia del informe presentado
por el Consultor Jurídico, les informó que la Comisión había acordado estudiar
detenidamente la posibilidad de pagar una bonificación conforme a los hábitos
de la administración pública, en particular del Ministerio de Educación y les hizo
saber que en el concurso establecido se contratarían a los aspirantes de
mayores credenciales académicas.
Para la planificación de los estudios de Química, el Dr.
Mayz Vallenilla informó el 8 de octubre que se había logrado la colaboración de
un equipo de cuatro químicos de Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (IVIC), entre ellos el Dr. Héctor Díaz, y sugirió que debería
hacérseles sus nombramientos como miembros de la Comisión Planificadora de los
Estudios de Química. El Dr. Kerdel Vegas opinó que a esa Comisión deberían
añadirse los profesores Esteban Luis Bertha y Joaquín A. Lubkowitz, quienes
venían del exterior contratados a partir de 1º de noviembre. El 22 de octubre
se hizo una preselección de las personas que habían presentado credenciales
para optar a los cargos ofrecidos por la Universidad y se encargó a los Dres.
Ignacio L. Iribarren, Pablo Pulido, Senta Essenfeld, José Rafael Ravenga,
Sabeth de Eljuri y el propio Rector, para que se entrevistaran con el personal
preseleccionado y presentaran un informe. En esa misma sesión se discutió sobre
los sueldos y se decidió: a) adoptar la escala de sueldos de la Universidad
Central de Venezuela, b) no contratar por los momentos a profesores a
dedicación exclusiva, sino a tiempo completo, c) encargar a los vicerrectores
Kerdel Vegas y Rivero Palacio que estudiaran la posibilidad y los mecanismos
para una bonificación adicional y d) respetar a los efectos del sueldo el
escalafón que traigan de otras universidades. El 29 de octubre fueron estudiados
y aprobados los informes sobre las entrevistas; se acordó que las
contrataciones serían por un año y se reafirmó el respeto al sueldo que los
profesores devengaban en la Universidad de origen, de acuerdo a su escalafón.
La operación canguro. |
El último asiento del año 1969 de los Documentos de la Universidad
Simón Bolívar con relación al cuerpo profesoral tiene fecha 5 de noviembre. En
él se habla del destino de seis profesores que habían quedado cesantes. Las
soluciones eran variadas: gestiones de jubilación ante el Ministerio de
Educación, repatriación al país de origen, apoyo a estudios de postgrado y
prórroga del contrato hasta en 1º de junio de 1970. El profesor objeto de la
prórroga fue Frank. G. Schepmans,
docente de inglés y francés, a quien supongo le renovaron el contrato pues pasó
el resto de su vida en la Universidad Simón Bolívar como profesor activo, hasta
el día que se mató piloteando su propia avioneta, una aeronave construida por
él mismo. El pintoresco Frank nunca ingresó en el escalafón académico, porque en
los inicios de la Universidad Simón Bolívar y durante muchos años, a los
profesores de idiomas se les consideró como personal de apoyo, sin derecho a optar
a la categoría de profesor ordinario. De los que se fueron a realizar estudios
de postgrado, el único que fue recibido de vuelta en la Universidad después de
obtener su doctorado, fue Roger de Jesús Carrillo Castellanos.
De información recogida de boca de
algunos de los involucrados, sé que a fines del 69 ingresaron a través de la
Oficina de Planificación, provenientes de la Facultad de Ingeniería de la
Universidad Central de Venezuela, los profesores Darío Castellanos, José
Giménez Romero, José Roberto Bello Santana, Roberto Chang Mota, Simón Lamar,
Simón Spósito, Luís Fábregas Travería, Roberto Halmoguera Palma y José Antonio
Pimentel Monteverde. También para esa fecha y para el dictado de los cursos de
matemáticas ingresaron Santiago Antón, Arturo Camacho, Rafael Bayón, Luís Bruzual
Uriola, Jorge Zegarra Bernal e Inocencio Aldanondo. En diversas fechas del año
70 y provenientes de la misma fuente ingresaron Juan León, Eduardo Capiello
Llamozas, Marco Milisch y Reinaldo Penso. Como no dudo que la lista peca por
omisión y que además debería contener todos los profesores que contribuyeron a
crear lo que hoy es la Universidad Simón Bolívar, se me ocurre que un proyecto
interesante podría ser la conversión a formato digital de las nóminas de pago
de los primeros años, tanto del personal directivo y docente, como del administrativo
y el obrero.
Para concluir estas notas, quisiera resaltar que gracias a
la situación que se vivió en la Universidad Central a mediados y fines del año
69, la Universidad Simón Bolívar no sólo pudo captar un grupo de excelentes
profesores, sino también a los mejores alumnos del área metropolitana, porque
en Caracas no había ninguna otra opción viable de cursar estudios
universitarios para aquellos que no podían pagar una universidad privada. La
representación gremial ejercida por la profesora Albarrán y el profesor
Carrillo se puede ver como un primer paso hacia la creación de la Asociación de
Profesores. La primera Junta Directiva de la APUSB se instaló el 25 de
noviembre de 1970; los detalles pueden verse en la página web de la Asociación http://www.apusb.usb.ve/portal/ en
la sección de Historia, arriba y a la izquierda.
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