De "La violetera" a "Los zapatos de Manacho"
Si estas notas fueran
musicales, sería muy difícil relacionar La violetera, el cuplé compuesto en
1914 por José Padilla con letra de Eduardo Montesinos, con la salsa Los zapatos
de Manacho de Rafael Ithier, que es de 1973. No, aquí ambas composiciones entran
en juego como parte del humor con el cual los estudiantes tratan de aliviar las
penas que les causan los estudios, sobre todo las matemáticas. El recorrido que
sigue empieza en la Universidad Central de Venezuela, mi alma mater y concluye
en la Universidad Simón Bolívar, institución de la cual me jubilé en 1989 pero
en la cual sigo activo como profesor contratado a tiempo convencional.
Ángel Palacio Gros |
Los exámenes, que debían escribirse con pluma fuente
en papel rayado usando sólo una cara de éste, consistían de una pregunta
teórica, que valía nueve puntos y un problema que valía diez. Sí, la nota
máxima era diecinueve. Las notas del primer parcial las leyó empezando de abajo
hacia arriba, primero una enorme cantidad de unos (1/20), no pocos dos y así
sucesivamente. Total que al final sólo tres estudiantes habían aprobado el
primer parcial: el catirito Odón y Gonzalo Van der Dys con 10 e Ignacio Iribarren
con 19. Ignacio, matemático de vocación y luego de profesión, no logró el
veinte en su fugaz incursión por ingeniería, pues éste estaba reservado según
el profesor para él mismo. Quizás con nuestra escala del 1 al 5 no se hubiera
enrollado tanto, pero se hubiera divertido menos al entregar las notas. La
parte teórica del curso, que circulaba recogida en seis folletos, había que
sabérsela de memoria y escribirla con letra perfectamente legible. Ante tan
titánica misión, Van der Dys (el gran humorista e imitador del grupo) propuso que nos dedicáramos
a componer canciones nemotécnicas, inaugurando él la colección con
"Violetas Integrales", que con un título derivado de "Violetas imperiales" y música de La Violetera empezaba
diciendo:
Vamos a establecer
el concepto de integral
según el famoso Riemann
según el famoso Riemann
vamos a considerar....
Ya en tercer año de ingeniería eléctrica, cuando
construimos un transmisor clandestino de Amplitud modulada (AM), esa canción
salió al aire, seguida de una propaganda que registraba el agua bajando en una
poceta y el comentario: "Standard, esta sí que traga".
Los zapatos de
Manacho y La eliminación de los feos fueron los
éxitos más extraordinarios de “El Gran Combo de Puerto Rico” allá por 1973, la
primera época de Andy Montañéz con el grupo, así que con una confiabilidad del
90% (en el lenguaje de Adolfo Quiroz, quien me aportó información para este
artículo, al igual que Rafael Bayón), diré que fue en 1974 cuando se escuchó en
la Universidad Simón Bolívar a los alumnos cantar que
Los zapatos de Camacho
son de Bayón, son de
Bayón,
de Bayón.
parodia que según parece tiene
la autoría del luego Ingeniero Mecánico José Dirani. Yo tuve la oportunidad de
oír la parodia en el 2002, cuando empecé a buscar información para escribir
estas notas, en la extraordinaria voz de una alumna de la primera cohorte,
profesora ya jubilada de nuestra institución y madre de dos egresados nuestros:
Maribel Giménez.
En 1976 ejercía yo el cargo de Coordinador de Cursos
en Cooperación, cuya oficina estaba en el edificio de Matemáticas y Sistemas (MYS),
rodeada de aulas. A veces tenía dificultades para entrar en la oficina, ya que
los estudiantes se agolpaban en las puertas de las aulas contiguas, esperando
que salieran los del curso previo para tomar asiento en el curso de Matemáticas
VIII. Al parecer eran seis secciones de esa materia, pero como los exámenes
eran departamentales, los alumnos no asistían rigurosamente a la sección
asignada, sino que se concentraban en tres de ellas: la de Arturo Camacho, la
de Rafael Bayón y la de una profesora argentina que estuvo poco tiempo en la
USB y a la cual le decían “La bruja”, tanto por el desenfado con el cual lucía
su despeinada cabellera, como por su vestimenta, su “dulce” carácter y por la curva de la bruja, que
ella enseñaba en alguna parte de la materia y la cual yo conocí en mis tiempos
de estudiante como la versiera de Agnesi. Como yo estudié las matemáticas universitarias por libros españoles y franceses, ignoraba la mala traducción que los anglosajones habían hecho del italiano versiera, transformándola en hechicera o bruja. Vine a caer en cuenta de esto por una observación que me enviara el 13/6/14 mi pariente José Ernesto Loreto Méndez. Aun cuando algunos de los que fueron estudiantes de la bruja insisten en
asegurar que la cazaron volando en una escoba, en honor a la verdad yo solo la
vi utilizando medios más terrenales de transporte como el autobús o de
parrillera en la motocicleta de un colega. Pero, por si acaso, sus alumnos cerraban
las ventanas con la esperanza que no
pudiera entrar a clases. Me hubiera gustado saber de los antecedentes
profesionales de ella, para ver que tenía en común con los ingenieros civiles
Bayón y Camacho.
Volviendo al curso dictado por Palacio Gros, de la
parte teórica del curso, la cual recalco que había que sabérsela de memoria,
por fortuna existían los seis famosos folletos. El editor de éstos era Freddy
Celis Paredes, compañero de estudios de Camacho y Bayón, quienes vertieron en
ellos sus apuntes de clases. Bayón dice que él sólo ayudaba y le da la autoría
a Camacho. Habría que ver que opina Arturo sobre la materia. Lo que no he
averiguado es si los folletos contaban con el “nil obstat” de El Ángel de España.
La sede del multígrafo editorial era la Zapatería Ferrenquín, propiedad de
Eusebio Camacho, el padre de Arturo, la cual estaba ubicada en la esquina del
mismo nombre de la españolísima parroquia La Candelaria. De manera que, y a
pesar de lo que diga la letra, es posible que más bien algunos zapatos de Bayón
fueron de Camacho. Bayón y Camacho ingresan a la Universidad Central de
Venezuela a cursar primer año de ingeniería en 1953. El primero estaba en la
sección A, el segundo en la C y los dos tenían como profesor de Matemáticas
Complementarias y Análisis Matemático I a Ángel Palacio Gros. Por ese tiempo
Bayón vivía de San Ramón a Chimborazo No. 41 y Camacho en la esquina de
Ferrenquín. Un buen día la madre de Rafael entró a la zapatería de Camacho a
comprar unos zapatos. Al hablar entraron en confianza, pues eran españoles
recién llegados a Venezuela, y por supuesto que hablaron de sus hijos que
estudiaban Ingeniería en la UCV. Desde ese momento empezó la amistad entre
ellos. Rafael iba a estudiar a la casa de Arturo, porque en la suya no tenía
facilidades para hacerlo. Siguieron toda la carrera juntos y se graduaron en
Agosto de 1958. Ambos fueron preparadores de Análisis Matemático hasta su
graduación, Arturo con el profesor
Palacio y Rafael de Raimundo Chela. Al preguntarle a Rafael sobre los
profesores que dejaron huella en ellos, me mencionó a Ángel Palacio Gros, Simón
Lamar y a Celso Fortoul.
En Octubre del año 1958 y a petición del profesor
Palacio, Arturo comienza a dictar clases de Geometría Analítica y Rafael
empieza en Enero de 1959, también a pedido del Profesor Palacio, sustituyendo a
Nicolás Colmenares. Arturo siempre dictó clases de Geometría Analítica y
Análisis Matemático I a V y Rafael dictó al principio Matemáticas para químicos
y geólogos, un año dictó clases en la Facultad de Economía y después dictó
clases de Análisis Matemático I, II y III, cursos que tenían una duración de un
año académico. Ellos estuvieron en la UCV hasta el año 1974 y comenzaron en la
USB en 1969. El profesor que los contactó para ir a trabajar a la Universidad Simón
Bolívar fue José Giménez Romero. En 1969, como no habían comenzado las clases,
muchos profesores fueron asignados a la Comisión de Planificación. Rafael Bayón
se desempeñaba como inspector de las obras de las primeras construcciones que
se hicieron, los pabellones aledaños a la casa del Rectorado que sirvieron de
aulas en los primeros años. En la Simón Bolívar ambos han dictado clases de
Matemáticas I, II, III, ...,VIII. Esta última ya no se dicta como MAT VIII y no
depende del departamento de Matemáticas. Arturo fue jefe del departamento de
Matemáticas de la Facultad de Ingeniería de la UCV, se jubiló en Octubre de
1983 y Rafael en Enero de 1984. Cuando yo ingresé a la Universidad Simón
Bolívar en 1972 Camacho y Bayón ya gozaban de buena fama como docentes y los
llamaban los morochos, unos gemelos no tan desiguales como Schwarzenegger y De Vito en Twins. Yo, en mis encuestas
personales le he preguntado a mis alumnos de la Universidad Simón Bolívar si
los han tenido de profesores; los que contestan afirmativamente los recuerdan
como tremendos docentes. A esto sólo debo añadir que también los percibo como
tremendas personas.
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